lunes, 6 de junio de 2011

El dedo en la boca


Da la sensación que en este país el clamor ciudadano no es más que una atracción parafernálica para la clase política chilena. Durante el último tiempo, la manifestación del pueblo chileno frente a los proyectos energéticos impulsados por el Gobierno, o simplemente la protesta histórica del estudiantado frente a un sistema educativo que aún está velado por la ideología militar, y que no puede salir de su estancamiento, son signos de que -de verdad- algo no está resultando bien en la comprensión de los fenómenos sociales por parte del Gobierno. Estos dos ejemplos son sólo una simple referencia de todos los puntos en que el ciudadano chileno está tomando una postura que, comúnmente, o como debe ser el espíritu de un manifestante, no se homologan con las decisiones políticas tomadas por los que controlan el poder. En el caso contrario, vemos situaciones como el rescate de los mineros atrapados en la mina San José en el 2010 o la cruzada pro-ayuda post terremoto del 27 de Febrero del mismo año. Si bien estos dos sucesos marcan hitos históricos para la construcción social de nuestro país, vemos también como fueron objeto de una profunda manipulación mediática por parte del actual gobierno para mostrarse como un equipo de líderes que actuan con -aparente- asombrosa entrega, pero que no entienden que hay gente como uno que no se deja meter el dedo en la boca.
Entiendan, la época de la alienación ya no está de moda.