miércoles, 7 de marzo de 2012

Restos de un amor enfermo

Otra noche mirando el oscuro cielo
acompañado del recuerdo más próximo
que tengo de ti
tu negación
tu palabra nacida del egoísmo más profundo
tu voz desvaneciendo
y tomando el rol decisivo
el rol fatal
la despedida
la verdad
el adiós.


Ya no hay rencor
no hay dolor
no hay amor,
hay recuerdos
hay restos de un amor enfermo
una adicción profunda
que debe acabar
hoy
esta noche
esta vida
pues no mereces más que eso.


Ya no tengo nada más que decir.

sábado, 2 de julio de 2011

Revolución



Ayer tuve la oportunidad de escuchar a Marcel Claude en una charla que realizó para la Asamblea de Estudiantes Movilizados de la Universidad Católica. Es que los problemas de polarización entre el estudiantado de la UC es tan grave, que se hace necesario formar un grupo de alumnos movilizados por las causas estudiantiles contingentes, causas que tienen a gran parte de la red de universidades y liceos públicos del país en paro, o de manera más radical, en toma. Por supuesto, la UC es ajena a esto.
Marcel Claude se ha destacado por ser un economista liberal, y de hecho, ha sido juzgado como alguien "irresponsable" por sus ideas en contra del capitalismo y de la economía de mercado, en tanto sus propuestas no van de la mano con la protección de estos fenómenos sino que erradicarlos. Marcel se caracteriza por ser un tipo con cojones, que pese a ser economista, no le tiene miedo a la "mano invisible" del poder económico y político de este país. Y llega a tanto su pasión por esto, que en las últimas semanas ha recorrido universidades y liceos en toma compartiendo sus ideas sobre la educación pública gratuita. Y es que, probablamente, sea uno de los pocos líderes de opinión que aún cree que es posible una educación 100% pública, de calidad y gratuita.
Ayer partió la charla aseverando que "la educación en Chile no está en crisis, sino que está en estado de coma". La dureza de esta frase nos muestra, en primera instancia, que la concepción generalizada sobre "problemas en la educación" no es más que una simplificación del real estado de la misma, es una forma de restarle gravedad a un asunto que ya se está escapando de las manos de todos. ¿Por qué? Es simple: la educación chilena no está siendo una herramienta para resolver la igualdad, para asegurar la construcción de capital cultural y humano en cada persona de éste país, como debiese ser el sentido de la educación, sino todo lo contrario: la educación chilena defiende y hace crecer la desigualdad. Tenerlo claro es la primera tarea.
Se plantea también que el problema no es que haya que "pagar" la educación. Es decir, la educación siempre se ha pagado y siempre se hará. El tema es cómo se paga. En la mayoría de los países desarrollados la educación es provista y financiada por el Estado. Es una cuestión simple de suma y resta: la sociedad paga impuestos, y esos impuestos (sumados a todo otro engranaje de riquezas nacionales) debieran ser el pago que la misma sociedad hace por los servicios más básicos que -por la firma de un contrato social, en que se entrega el poder personal a una institución representativa- el Estado debiera proveer. Entonces, ¿qué pasa con el presupuesto de la nación que no alcanza para cubrir todo el financiamiento que el sector educacional necesita? 
Y aquí debemos aterrizar en nuestro país. Señor(a): ¡que no le metan el dedo en la boca! Chile no tiene un problema de recursos, al contrario, tiene una riqueza inconmesurable. 
¡Y que tampoco vengan los empresarios a adueñarse de la "producción de este país"! Porque basta con encender el control remoto de la televisión plasma que hay en la casa, comprada con crédito en alguna empresa del retail, para escuchar una sensación generalizada de que el empresariado de este país es el productor de todas las riquezas de este país. ¡No Señor(a)! Los recursos que este país tiene son gracias al sistema productivo en general, no a los empresarios, sino a cada uno de los hombres y mujeres que todas las mañanas se levantan para ir a sus trabajos, cualquiera sea la índole de éstos.
El problema de todo esto, ya lo dijimos, no tiene que ver con falta de recursos. Tiene que ver con un problema de, lea bien: ASIGNACIÓN. Sí, leyó bien, el problema de este país es que la asignación de recursos es pésima, vergonzosa. Y aquí entra otra pregunta: si entonces el problema es de asignación, ¿dónde encuentro al sujeto que asina las platas del país para pegarle una patada en la cara? Y la respuesta es simple: los encuentra en los noticieros, en el palacio de gobierno, en el congreso, o quizás tomando un café en el Starbucks de Isidora Goyenechea o un "dinámico" en el Dominó. Sí, son los políticos. Es la clase política chilena (que Ud. mismo eligió para que lo represente) la que mal-asigna los recursos. 
Sino me cree, algunos datos concretos: el año 2007 los ingresos por cobre fueron de 25.000 millones de dólares, mientras que en el 2011 ya van en 35.000 millones de dólares. Son 10.000 millones de dólares más, y eso que el año aún no termina. Imagínese, sólo con esa cifra ya se acumula el 80% de todo el presupuesto nacional (y eso que estamos recién empezando Julio). Imagínese también que con las ganancias que las mineras tienen en 1 año, se paga 3 veces todo el presupuesto de educación de este país, y 7 veces el de salud. Y piense ahora que las mineras son comandadas por inversionistas extranjeros que vienen a explotar el recurso natural chileno más importante, y que le pertenece a Ud. y a mi. ¿Rabia, no? Y ahora piense que por muchos años las mineras ante el SII reportaban pérdidas, porque es la manera que tienen de evadir impuestos, ¿que le parece ahora? Si le suena repetitivo el ejemplo de las mineras, bueno, sepa que el cobre es aquella riqueza inconmesurable de la que le hablaba al principio. Sino, ¿por qué cree que vienen a explotarlo los extranjeros?
Algo pasa aquí, algo huele mal. Todos nos damos cuenta. Somos "los jaguares de Latinoamérica" y sin embargo este país cada día está tan empobrecido, que la escala de riquezas vive corriéndose para abajo. En estos tiempos, un trabajador con un sueldo de $350.000 ya se encuentra en el 10% superior de ingresos. Imagínese! y por favor sea sincero: ¿qué alcanza hacer Ud. con ese sueldo? Quizás nada, quizás mucho. Quizás para un sujeto más austero es harto dinero, pero seamos honestos y convengamos que no es mucha plata. Y así quizás la pregunta central cambie: ¿de qué sirve entonces la inversión extranjera en el país? 
Aquí es cuando a Claude lo acusan de extremista. Él plantea que si toda la inversión extranjera que hay en este país se eliminara, ¡no pasaría nada! Piense que, según datos que Claude entregó, sólo 100.000 empleos son otorgados por empresas extranjeras, mientras que  todo el resto de la población activa trabaja en empresas de origen nacional. Y ahora piense, ¿qué es lo que nos entrega entonces la inversión extranjera? Pues la respuesta es simple: Pascualama, Hidroaysén, Endesa. O sea, explotan los recursos naturales de éste país y con un descaro descomunal los destruyen. Otro dato duro para que me crea: sólo Coldelco ha aportado más de $600.000 millones de dólares al presupuesto nacional, que es mucho más que lo que han aportado todas las empresas extranjeras por impuestos a la renta. Es decir, si el cobre fuese nacionalizado, no habría necesidad de inversión extranjera. No la habría. Y que pasa si le digo que las empresas en Chile NO pagan impuestos. ¿No es posible verdad? Le diré algo para que me crea: los grandes empresarios deben pagar impuestos por partida doble: sus impuestos personales (que varían según el tamaño de su riqueza) y los correspondientes a sus empresas. Bueno, la clase política chilena es tan bondadosa con estos sujetos (que por lo general son de de apellido gringo o alemán) que a modo de premio al esfuerzo, se les descuentan a sus impuestos personales los que pagaron por sus empresas, bajando sus cuotas de impuestos enormemente por esta garantía. Y es que se lo merecen, pues le hacen una -supuesta- "contribución al país".
Sí, da rabia, mucha rabia. Y es que el problema central es la clase política chilena. Esos sujetos que nosotros mismos elegimos, pero que no nos representan, sino que reproducen de manera constante sus propios intereses o los de sus cercanos. Por eso eligen la carrera política. Pura estrategia.
Un dato de comparación, para retomar el problema de la educación: actualmente sólo un 0,3% del producto interno bruto (PIB) se entrega para educación superior, mientra que un 3,6% se entrega a Defensa. En palabras simples, se prefiere invertir en guerra, armas y muerte (de hecho, Chile es el país que más invierte en Defensa de América Latina) que en desarrollo, educación e ilustración. Sí, así es la cosa. Y considere también que Chile es el país más rico del continente, con un ingreso pér-cápita que alcanza los U$15.000, mucho más alto que Brasil, México o Argentina. Sin embargo, y de manera contra-producente, son éstos países los que tienen las mejores universidades del continente, las únicas dentro del ránking de las 300 mejores universidades del mundo, y son: ¡todas públicas y gratuitas! Créalo.
Da rabia, ¿no? Lo que más rabia da es que el problema no es sólo de financiamiento, pues probablemente si se refinanciara la educación entregando todos los recursos necesarios, es probable que los mismos problemas se sigan reproduciendo. Y es que ahí está el dilema: "son los mismos", los mismos sujetos a cargo del poder (la clase política como le llaman) son los que van a seguir reproduciendo todos los problemas de este país.
Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? Bueno, muy simple. Recambio generacional, jóvenes con ideas, no más amiguismo y conservadurismo en la clase política chilena. Es necesario el re-cambio. 
Se hace necesario entonces que sigamos revolucionando, saliendo a las calles, denunciando, cómo sea. Jóvenes como nosotros a lo largo de la historia han generado cambios, ¿por qué ahora no habría de ser el caso?
Si bien la cáscara está cada vez más dura, entonces a unir fuerzas. Porque es nuestro deber romperla de una vez por todas.



Recomiendo revisar el blog de Marcel Claude y el video de la charla que realizó el viernes pasado en la Casa Central de la UC 



lunes, 6 de junio de 2011

El dedo en la boca


Da la sensación que en este país el clamor ciudadano no es más que una atracción parafernálica para la clase política chilena. Durante el último tiempo, la manifestación del pueblo chileno frente a los proyectos energéticos impulsados por el Gobierno, o simplemente la protesta histórica del estudiantado frente a un sistema educativo que aún está velado por la ideología militar, y que no puede salir de su estancamiento, son signos de que -de verdad- algo no está resultando bien en la comprensión de los fenómenos sociales por parte del Gobierno. Estos dos ejemplos son sólo una simple referencia de todos los puntos en que el ciudadano chileno está tomando una postura que, comúnmente, o como debe ser el espíritu de un manifestante, no se homologan con las decisiones políticas tomadas por los que controlan el poder. En el caso contrario, vemos situaciones como el rescate de los mineros atrapados en la mina San José en el 2010 o la cruzada pro-ayuda post terremoto del 27 de Febrero del mismo año. Si bien estos dos sucesos marcan hitos históricos para la construcción social de nuestro país, vemos también como fueron objeto de una profunda manipulación mediática por parte del actual gobierno para mostrarse como un equipo de líderes que actuan con -aparente- asombrosa entrega, pero que no entienden que hay gente como uno que no se deja meter el dedo en la boca.
Entiendan, la época de la alienación ya no está de moda.